Epidemiología
Según diferentes casuísticas se calcula que afecta entre el 10 y 15 % de la población general en todas las razas y compromete a ambos sexos en forma similar aunque hay variaciones dependientes del grupo examinado, país, clima, etc.
La mayor prevalencia se observa en el invierno con tendencia a disminuír en la primavera y el verano.
La asociación con asma y rinitis alérgica se encuentra entre el 20 y el 60% de los pacientes. La mayoría de los afectados presentan las formas leves o moderadas y en el 85% de los casos las lesiones se manifiestan antes de los 5 años.
Entre el 40 y el 65% de los pacientes presentan antecedentes personales de atopía (dermatitis, asma o rinitis).
La duración de la enfermedad es muy variable con una primera reducción en el número de pacientes afectados alrededor de los 4 años y una segunda en la adolescencia.
La prevalencia de la DA ha ido en aumento en los últimos 30 años por diferentes factores genéticos, ambientales e inmunológicos.
Diagnóstico
a. Lesiones primarias: eritema, pápulas, vesículas.
b. Lesiones secundarias: erosiones, liquenificación.
La xerosis está presente en todos los casos.
La liquenificación es el engrosamiento y aumento del reticulado de la piel, generalmente asociado a hipo o hiperpigmentación.
El eccema atópico es la manifestación más frecuente de la dermatitis DA, especialmente en la etapa aguda.
a. agudas: pápulas y pápulo-vesículas eritematosas, pruriginosas con exudación serosa.
b. subagudas: pápulas y/o placas con discreto eritema y leve engrosamiento.
c. crónicas: pápulas excoriadas o liquenificadas, con hipo o hiperpigmentación.
El eccema es la lesión predominante y afecta especialmente la cara (respetando el triángulo seborreico nasolabial) y la superficie extensora de los miembros. Se inicia como eritema que evoluciona a microvesículas, exudación, costras y descamación. Generalmente se acompaña de prurito variable que provoca irritabilidad e insomnio. Las sobre infecciones agregadas son frecuentes.
b. Fase infantil (2 a 12 años)
Puede ser la continuación de la anterior o una etapa de comienzo. Las lesiones se ubican en los grandes pliegues (el cuello, los codos y las rodillas) y suelen ser subagudas y crónicas, habitualmente con liquenificación de grado variable. El prurito es habitual.
c. Fase del adolescente (12 a 20 años)
La DA puede iniciarse en ésta etapa o continuar un curso anterior. Las lesiones son eccemas subagudos o crónicos, pruriginosos, con gran tendencia a liquenificarse. Las localizaciones más frecuentes son la cara, especialmente los párpados y la región perioral, los pliegues de flexión de las extremidades y las manos.
La eritrodermia atópica es la forma más grave pero de baja frecuencia y puede instalarse en cualquier etapa. En los menores de 1 año puede ser signo de inmunodeficiencia congénita. También puede desarrollar queilitis, dermatitis perioral, dermatitis vulvar crónica, dermatitis palmoplantar, dishidrosis, eccemátides acromiantes, eccemátides foliculares, palidez cutánea, oscurecimiento periorbitario, hiperlinearidad palmoplantar y queratosis pilar.
Complicaciones
b. Infecciones virales: se observa una susceptibilidad aumentada a las infecciones cutáneas virales tales como el molusco contagioso , los papilomas y las verrugas, herpes simple y varicela zoster.
Tratamiento
Por tratarse de una enfermedad crónica y recidivante, los objetivos del tratamiento serán:
• Aliviar los signos y síntomas.
• Prevenir y reducir las recurrencias.
• Prevenir las exacerbaciones a largo plazo.
Estrategias
a. Cuidado de la piel
• Baño diario con agua tibia, corto, sin frotado y utilizando jabones cremosos o el agregado de mucílago de avena al agua del baño.
• Colocación de humectantes y emolientes inmediatamente después del baño lo que se repetirá varias veces al día. Las cremas deben tener en su composición ceramidas, ácidos grasos esenciales y/o extractos de avena.
b. Identificación y eliminación de los desencadenantes
• Utilizar ropa de algodón que no ajuste.
• Evitar los cambios bruscos de temperatura, el abrigo excesivo y la sudoración intensa.
• Evitar la ropa de lana o nylon y el uso de detergentes, blanqueadores y suavizantes en su lavado.
• No se aconsejan dietas restrictivas.
Dada la gran influencia de las situaciones de tensión emocional para desencadenar los brotes y el gran impacto que estos producen en el estado anímico del niño y su familia, es fundamental educarlos en el conocimiento de la verdadera naturaleza de la enfermedad, su evolución y cuáles deben ser las medidas a tomar para que los padres se sientan seguros y eficaces en la aplicación de las medidas terapéuticas indicadas.
El tratamiento ideal para la DA es un medicamento tópico altamente efectivo, cosméticamente aceptable y que tenga efectos colaterales mínimos.
Al prescribir un corticoide tópico se deben dar instrucciones precisas sobre su frecuencia de aplicación y duración del tratamiento, buscando siempre el de menor potencia que pueda mantener al paciente libre de lesiones.
Los efectos adversos locales más comunes son la aparición de telangiectasias, atrofia, hipertricosis y trastornos de la pigmentación. El uso prolongado de corticoides de mediana y alta potencia en grandes superficies pueden producir modificaciones en los niveles del cortisol plasmático.
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